LAS COMPETENCIAS DEBEN
ADAPTARSE A LA SITUACIÓN
En la definición de
competencias, el contexto es clave. Si no hay más competencia que la que se
pone en acción, ésa no puede entenderse al margen del contexto particular donde
se pone en juego; es decir: no puede separarse de las condiciones específicas
en las que se evidencia.
Se está apuntando que la
dirección del análisis y la solución de problemas en un contexto particular se
realizan a partir del mencionado análisis (y para él mismo), y es ahí donde se
movilizan pertinentemente todos los recursos (saberes) de que dispone el
individuo para resolver eficazmente aquel problema concreto. Las competencias
se centran, por tanto, en el conjunto de acciones que se deberán resolver en el
desarrollo de las actividades de aprendizaje, recuperando condiciones concretas
de la situación en la que aquella realización sea relevante (Malpica, 1999).
Pero esto no quiere decir
necesariamente que cada contexto exija una competencia particular, pues se
haría una cuestión interminable, sino que la propia situación demanda una
respuesta contextualizada. Es decir, de los recursos disponibles del individuo,
en una acción combinatoria de los mismos, se puede, gracias a la flexibilidad y
la adaptabilidad (también como competencias), obtener la solución o respuesta
idónea para aquella situación.